jueves, 15 de diciembre de 2011

La busqueda de la eficacia



Sin entrar en aspectos particulares del desarrollo del Kenpo desde los años 30 a nivel internacional, partiremos del momento en el que el Kenpo llega al Estado español, es decir, agosto de 1976, año en que aterriza en Madrid Raúl Gutiérrez en un vuelo procedente de Chile, su país natal. El Kenpo, en los años 70 era un sistema absolutamente desconocido, tanto aquí como en el resto de los Estados europeos. La labor del Maestro Gutiérrez fue, por lo tanto, ardua y costosa, con las dificultades lógicas de divulgar un sistema desconocido. Todos los kenpoístas debemos reconocer y agradecer dicha labor que logró situar el Kenpo en España entre los mejores del mundo, tanto por la cantidad de estudiantes, como por la calidad técnica en su práctica.

Nada más conocer la llegada del Maestro Gutiérrez y las características básicas del Kenpo, un joven karateka de 17 años decide empezar la práctica del nuevo sistema, siendo así, el primer alumno español de Raúl Gutiérrez. Dicho alumno es el Sigung Javier de Miguel, actualmente Cinturón Negro 7º Dan de Kenpo Kenjukabo. Juntos, Gutiérrez y de Miguel realizaron la primera exhibición de Kenpo en España en el Gimnasio Sakuskiya de Madrid, escribiendo la primera página de Kenpo en nuestro país y en el continente europeo.

De aquello ya hace más de 30 años, y el Kenpo es ahora un sistema sólidamente asentado en todo el Estado y representado por ramas diversas como el Kenpo Kosho de Mitose o el Kenpo-Karate de Parker, entre otros.

Surge el Kenpo Kenjukabo


En 1985 comienza a impartirse el Kenpo Kenjukabo de la mano del Maestro de Miguel. Este hecho no supuso nunca una ruptura con Raúl Gutiérrez, muy al contrario, pues se sigue manteniendo una estrecha relación personal y organizativa tan buena y más curtida por el tiempo que en sus orígenes. El Maestro Gutiérrez ha sido, y es aún hoy, fuente de inspiración constante para nosotros, nuestro sistema y todo kenpoísta que se aprecie de serlo.

El nacimiento del Kenjukabo no supuso abandonar los métodos y técnicas que el Sigung de Miguel venía trabajando hasta entonces con el Maestro Raúl Gutiérrez, sino que se produce un desarrollo y enriquecimiento de estos métodos desde un prisma más personal. Ni mucho menos son razones políticas, organizativas o económicas las que dan a luz nuestro método de Kenpo. De hecho, hoy seguimos organizados en MICA bajo la dirección y liderazgo de Thomas B. Mitose y Raúl Gutiérrez.

Existe una máxima compartida por todos los componentes del mundo de las Artes Marciales: “A través de la práctica marcial se genera un proceso de búsqueda personal, porque el Arte ha de adaptarse a la persona”. Todo artista marcial, independientemente del sistema que practica, ha de convertir ésta máxima en una guía de trabajo que le permita realizarse ya sea en el plano físico, ético o mental. El sistema ha de ser utilizado por el practicante y no al revés, y mucho más cierto es esto si nos referimos a un método de lucha en la calle o defensa personal, ya que no existen dos personalidades iguales. Si un sistema encorsetara al practicante del Arte estaría castrando el potencial del artista y coartando su personalidad marcial. El método ha de estar al servicio del practicante o sería un método inútil condenado a fracasar.
Estas ideas las escuché ya desde mis primeras sesiones de entrenamiento con el Maestro de Miguel, del que he aprendido tantas cosas tanto dentro como fuera de la escuela.

El Maestro de Miguel siempre se ha visto atraído por los sistemas de lucha chinos. A su práctica y enseñanza ha dedicado mucho tiempo, esfuerzo y sacrificios. Particular fascinación ha sentido desde hace tiempo por el Wing Chun, Arte fácilmente complementario con el Kenpo tanto técnica como teóricamente.
El Kenpo Kenjukabo no es sino el resultado de esta trayectoria en la que han influido sistemas y artes diversos. Es la forma de expresión personal de un kenpoísta que ha dedicado muchos años de su vida al entrenamiento y al estudio.
No es una desmedida ambición personal por hacerse con cuotas de mercado o “vender” lo último, ni mucho menos enriquecerse a nivel económico. Quien conozca al maestro de Miguel lo sabe. Se trata de una forma de ser, de entender y de actuar, ni más ni menos. En nuestra asociación de Kenpo Kenjuklabo (AKO), nos preocupamos únicamente de entrenar y mejorar día a día.

Objetivo del Kenpo Kenjukabo


El objetivo de nuestro método de Kenpo es, en esencia, ofrecer una herramienta eficaz en la defensa personal para todas aquellas personas que tengan necesidad e interés de ello, ya sea por motivos laborales, experiencias personales, lugares de residencia, etc. Buscamos respuestas de forma permanente, porque la defensa personal no puede ser abordada como algo inamovible. Las situaciones de violencia que se generan cambian, aportando elementos que debemos analizar todos aquellos que pretendamos ser lo más completos posibles. El uso, cada vez más generalizado de las armas blancas (armas, cada vez más sofisticadas y al alcance de cualquiera), el efecto de las nuevas drogas de diseño sobre el organismo y el comportamiento social, el vivir rodeados de aglomeraciones en los lugares de ocio y diversión, etc., son datos de estudio y a tener en cuenta. No hablamos de reglamentos, competiciones o métodos de arbitraje sino de la vida cotidiana de la calle.
Este no es un sistema plenamente cómodo. Nos obliga a mejorar constantemente y al mismo tiempo nos abre las puertas de una necesaria creatividad sobre todo a nivel técnico y métodos de trabajo.

El Kenpo Kenjukabo es un sistema esencialmente de golpeo, en el que se desarrollan las habilidades para golpear con continuidad, velocidad y contundencia, sobre todo a partes vitales del cuerpo.
Ese elemento básico es común prácticamente a todos los sistemas de Kenpo conocidos, aunque unos enfatizan unas cosas y otros otras. Cada sistema tiene sus propias características.

El trabajo contra agresiones armadas, de proyecciones o luxaciones, combate en el suelo o la defensa contra diversos agresores forma también parte de nuestras sesiones.
Como todo sistema, Kenpo Kenjukabo tiene sus cimientos teóricos que han de ser estudiados y analizados por el kenpoísta. Estos cimientos son los conceptos y principios que utilizamos como una guía de trabajo para desarrollar y mejorar nuestro rendimiento y capacidad. Ni que decir tiene que potenciamos en el estudiante un espíritu crítico hacia lo que ve y escucha, que le ayudará en su proceso de maduración dentro del sistema. No olvidemos que un método que prepara para la defensa personal ha de tener respuestas y estar preparado para ser puesto a prueba con el fin de ser lo más efectivo posible.

Los conceptos más importantes de nuestro Kenpo son: economía de movimientos, energía intermitente, chequeo, principio de aceleración, distancia, visión periférica, definición técnica, varios atacantes, principio de interferencia, actitud, etc.
Todos ellos, junto a nuestro árbol genealógico y nuestra historia han de ser asimilados por el estudiante. Estos conceptos han de aplicarse dentro de unos patrones de movimientos comunes, pero que se adaptan a las características de cada uno.
Otra de las características del Kenjukabo es “circuito” o combate de defensa personal continuo, que sirve para reaccionar espontáneamente ante agresiones imprevistas y desordenadas.

Kenjukabo es tradición


En nuestro Kenpo no utilizamos lo “moderno” como fórmula de oponernos a la tradición. Muy al contrario, somos tradicionales. Por supuesto que a la hora de trabajar la defensa personal, de combatir o de desarrollar métodos de entrenamiento, hemos de buscar necesariamente la efectividad, ya sea o no con fórmulas modernas. Es decir, nuestro fin es la efectividad y el enriquecimiento personal; éste, el desarrollo personal y la mejora física son también objetivos de nuestra Escuela. Técnicamente a través de las “formas” conservamos las partes más antiguas y originales del arte.

Somos contemporáneos en la forma, y tradicionales en el fondo. Lo importante en una escuela de artes marciales, sea cual sea el sistema que en ella se practique, es el espíritu del que está impregnada. Para nosotros el fondo ético y filosófico del sistema es una cuestión esencial. Nuestro objetivo no es potenciar el instinto de personas agresivas, competitivas, insolidarias o violentas. Las personas que tengan ese carácter deberán cambiar, o en su defecto, abandonarán la práctica por carecer de la paciencia necesaria. No queremos fomentar fenómenos violentos, sino combatirlos a través de una práctica racional de nuestro Kenpo. Los conceptos, reflexiones y consideraciones de este aspecto están presentes regularmente en nuestras horas de trabajo. Para lograr eficacia: esfuerzo y modernidad; para desarrollar nuestra mente y corazón: valores éticos y tradición.



Gorka Asiaín

(Cinturón Negro 6º Dan)

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